Mandrágora

La mandrágora (Mandragora autumnalis) es una hierba a la cual se le atribuían antiguamente mágicas. Posee un tallo tan corto que se reduce a la cepa soterrada, la cual echa una gran raíz a modo de nabo y extiende en torno a ella un rosetón de hojas grandes, verdes y algo vellosas. Las flores nacen en medio del rosetón, cada una con su cabillo, y tienen una longitud de no más de 3 cm. El fruto es una baya globosa de color amarillo anaranjado.

Usos medicinales

Las primeras evidencias de los usos medicinales de Mandragora autumnalis proviene de Sumeria y de la Biblia. Los principales usos de la mandrágora (a veces con una combinación de otras plantas narcóticas), a lo largo de generaciones, son: afrodisíaco, antiespasmódico, sedante, anestésico, analgésico, emético y antídoto para las mordeduras de serpiente.

La mayoría de los usos de la mandrágora, como planta medicinal, fueron abandonados casi por completo. Las razones de esta tendencia son:

1. Las propiedades venenosas y narcóticas, así como otros efectos secundarios no controlados de la mandrágora.

2. El desarrollo de medicamentos modernos seguros y eficientes que reemplazaron con éxito los usos tradicionales de la planta. El uso de la mandrágora como afrodisíaco aún existe, quizás debido a la profunda creencia arraigada en la mitología, la religión y la historia que son difíciles de erradicar.

En la medicina antigua las hojas de mandrágora hervidas en leche se aplicaban a las úlceras; la raíz fresca se usaba como purgante; y macerada y mezclada con alcohol se administraba oralmente para producir sueño o analgesia en dolores reumáticos, ataques convulsivos e incluso de melancolía. En tiempos de Plinio se empleaba como anestésico dándole al paciente un pedazo de raíz para que la comiera antes de realizar una operación. Se usa para quitarse las legañas y almorranas mejor conocidas como hemorroides.